jueves, 29 de abril de 2021

 

 

            TODOS LOS POEMAS (1975-2012),  

            Joan Margarit

 



 

 

 

Releída la obra poética de Joan Margarit (Sanahuja, Lérida, 11 de mayo de 1938-Sant Just Desvern, 16 de febrero de 20211), constato que la emoción que sentí hace años al leer su autobiográfico Joana permanece como una experiencia lectora insuperable. Es cierto que ahora he disfrutado de poemas hermosísimos, que valoro la transparencia expresiva, que agradezco el hilo narrativo que urde en algunas composiciones, pero también creo que son en los instantes confesionales donde su obra alza el vuelo con mayor intensidad. En esencia, los versos de Joan Margarit transmiten emoción, belleza y verdad. En ellos tienen cabida su amor a la familia y especialmente a la hija enferma, la visión luminosa de la naturaleza, la música, el transcurrir del tiempo, la evocación de la infancia durante la posguerra, y las recurrentes alusiones a personajes históricos o a seres que han formado parte de su vida.

 

He aquí algunos poemas que he seleccionado.

 

 

LA MUCHACHA DEL SEMÁFORO

 

Tienes la misma edad que yo tenía

cuando empezaba a soñar en encontrarte.

No sabía aún, igual que tú

no lo has aprendido aún, que algún día

el amor es esta arma cargada

de soledad y de melancolía

que ahora te está apuntando desde mis ojos.

Tú eres la muchacha que yo estuve buscando

durante tanto tiempo cuando aún no existías.

Y yo soy aquel hombre hacia el cual

querrás un día dirigir tus pasos.

Pero estaré entonces tan lejos de ti

como ahora tú de mí en este semáforo.

 

 

NO TIRES LAS CARTAS DE AMOR

 

Ellas no te abandonarán.

El tiempo pasará, se borrará el deseo

–esta flecha de sombra–

y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,

se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.

Caerán las años. Te cansarán los libros.

Descenderás aún más

e, incluso, perderás la poesía.

El ruido de ciudad en los cristales

acabará por ser tu única música,

y las cartas de amor que habrás guardado

serán tu última literatura.

 

CANCIÓN DE CUNA

 

Duerme, Joana.

Y que este Loverman oscuro y trágico

del saxo de tu hermano en Montjuïc

te pueda acompañar

toda la eternidad por los caminos

que son bien conocidos por la música.

Duerme, Joana, duerme.

Y a poder ser no olvides

tus años en el nido

que dentro de nosotros has dejado.

Mientras envejecemos,

conservaremos todos los colores

que han brillado en tus ojos.

Duerme, Joana. Esta es nuestra casa,

y todo lo ilumina tu sonrisa.

Un tranquilo silencio: aquí esperamos

redondear estas piedras del dolor

para que cuanto fuiste sea música,

la música que llene nuestro invierno.

 

 

Invito a los lectores interesados a visitar la página electrónica del autor: https://www.joanmargarit.com/

 

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