lunes, 15 de julio de 2019





TÚ QUE VIENES A RONDARME,  
Maria Arnal i Marcel Bagés

(Un romance actual)




LAS ISLAS INVENTADAS,  
Manuel Jurado

DESPEDIDA

He venido hasta aquí con las cenizas
–ay mar de los contagios luminosos–
de una mujer dormida sobre el cielo.
Dentro de ella viví, fundé otras islas.

Son cosas que suceden con frecuencia,
pero nunca supe que un amor,
un cuerpo amado, aunque frágil, cupiera
en una copa de silencio.
                               He venido

con unas rosas frescas, amarillas,
de tallo largo y con espinas. Sangre
tengo en la yemas de los dedos. Beso
su nombre en el cristal. Pronto la espuma
la envolverá en su nácar, se hará mar:
y yo vendré otras tardes con rosas amarillas.



DECLARACIÓN

En este asunto –un tanto delicado–
habrá que ir por partes. Bien, de acuerdo:
no soy el que esperabas. Tengo arritmia
–no mido bien los versos–, luzco ojeras
profundas en el alma, dessoneto,
no plancho mis camisas y no marco
las pausas, se me ha agudizado el asma,
herencia del tiempo de la humedad
de tus labios, de tu melena limpia.
Cuando leo el periódico, no escucho
cómo cae la lluvia, tan solemne
y amarilla, en los pétalos jacintos.
Te irritas cuando fumo y se derrama
la ceniza en el suelo y pasa el gato
que, cínico, la esparce por la sala.
Me molestan los trajes y corbatas
que me impones por pura preceptiva.
Nunca he sido elegante. Soy de barrio
y mi caligrafía es de suburbio.
Siempre llevo islas en los bolsillos,
las islas inventadas, luminosas,.
No suelo colocar correctamente
un adjetivo en una frase. Sufro
fuertes pérdidas de tiempo escribiendo
tu nombre una y mil veces, por castigo
y galardón. Si he de serte sincero:
yo te esperaba impura y enigmática.

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