EL MEJOR LIBRO DEL MUNDO, Manuel Vilas
(NOTAS PARA UNA FUTURA RESEÑA)
RESPIRO 3, Olivia Belli
Hace años obtuve algún pírrico emolumento con la escritura de unos pocos artículos académicos. Después, cuando publiqué muy ocasionalmente en EL PAÍS, en LA RAZÓN y en ABC (aquí únicamente una carta al director), sentí algo parecido a un engañoso prestigio, una satisfacción ingenua que me animaba a seguir. Han transcurrido también muchos años de las reseñas que publiqué en el suplemento Artes y Letras de INFORMACIÓN. Y ahora disfruto con breves textos que dan cuenta de mis lecturas, sin importarme si se ajustan a ese canon subjetivo de lo que debe ser una crítica. Por eso comparto estas “Notas para una futura reseña”, a sabiendas de que nunca la escribiré.
1. En esta obra de Manuel Vilas no existe ese planteamiento, nudo y desenlace habitual en las novelas, pero ya sabemos que este género es muy laxo y que todo lo que se vende como novela se considera como tal. Es un cajón de sastre donde cabe todo, incluso este último libro de Manuel Vilas, que se adentra en ese pantanoso e inestable territorio de la autoficción, aunque creo que nos cuenta su verdad.
2. Que no se me olvide insistir en que me gusta su escritura digresiva, aunque poco digestiva cuando se torna pesimista, pero muy grata cuando abunda en el humor. Se empeña en recordarnos de manera recurrente que él solo anhela la comedia, la alegría, la bondad que salva, aunque considero que la novela tiene bastante de tragicomedia, pues está trufada de todas sus obsesiones e inestabilidades –incluida su adicción a la “farmacopea”– que le afectan como hombre y escritor.
3. Leer a Manuel Vilas es someterse a una escritura trepidante que aborda temas insospechados para el lector (sus manías, su amor a los relojes, su preocupación por el paso del tiempo, su obsesión por la belleza, su amor a la comida y a los hoteles, y muchas cosas más). Sorprenden sus desdoblamientos en unos personajes que de alguna manera definen rasgos de la personalidad del autor. Me refiero al papel que desempeñan Mendigo Enamorado y Carmelita Descalzo.
4. El mejor libro del mundo sigue la senda de Ordesa en esa constante recreación de su mundo familiar; una novela llena de alusiones a su padre, a su madre, a sus hijos y a su pareja, Ana Merino, así como a algunos escritores amigos.
5. También es un homenaje a sus autores preferidos (Kafka, sobre todo, a quien escribe una carta) y también a Cervantes, o mejor, al personaje don Quijote, una creación ficticia que en el futuro –según M. Vilas– eclipsará a su creador. Admira a Juan José Millás, Luis Landero y J. Gil de Biedma, entre otros. Cita las obras literarias por las que siente admiración. Insiste en la fascinación que siempre ha sentido por el cine y las bandas sonoras, y reconoce que han ejercido una gran influencia en su formación como escritor. De manera subjetiva, opina sobre la vida literaria y el mundo editorial.
6. A ver cómo comento, sin ánimo de polemizar, que me ha sucedido lo mismo que cuando leí Ordesa: me parecen novelas muy largas en la medida en que, al no plantear una trama concreta, las elucubraciones del autor se hacen en alguna ocasión reiterativas.
7. Y para terminar mi futura reseña, pondré algún texto que me haya llamado la atención. Escogeré entre los siguientes:
-“La evidencia de que Dios no existe es un logro natural de mi capacidad de comprensión de la vida”.
-“Llevo muy mal otro asunto, es el asunto de que todos los escritores que conozco escriben porque quieren hacerse famosos, ganar dinero y tener prestigio”.
-“La literatura, la fe en la literatura es una de las grandes humillaciones en que hemos caído miles y miles de seres humanos”.
-“Solo hay un camino: la bondad absoluta”.
-“Ser nadie es una forma de libertad”.
-“Me hipnotiza el poder igualitario de la muerte”.
-“En el amor al padre me quedo siempre con Manrique”.
-“Yo no soy un escritor, sino un adicto a las palabras, un adicto a la vida que hay en las palabras. Bienvenido al país de las maravillas, a la máxima fluctuación de los pensamientos y de las formas”.
-“El destino de los escritores españoles es el olvido profundo, del que solo se han salvado dos en quinientos años: Cervantes y Lorca”.
-“El envejecimiento te hace tolerante. La tolerancia es una conclusión de la inteligencia. Te haces tolerante en moral y en política, pero a la vez te guardas para ti, para tu corazón, el misterio de la belleza.
No hablas con nadie, solo buscas un poco de belleza”.
-“Y lo diré una vez más para que me quemen vivo los poetas españoles: la poesía está muerta y enterrada. Pero yo la seguiré escribiendo, porque es la única forma que tengo de bendecir la vida”.
-“Ver un montón de películas al día te distrae de ti mismo. Prefiero ver películas que leer novelas. Me cansa menos. Las novelas me ponen nervioso porque pienso que todo el mundo escribe mejor que yo y entonces me deprimo”.
-“Las interpretaciones de las obras literarias, especialmente en lo que a la poesía se refiere, son actos de fe. No sirven para nada”.
-“Virginia Woolf escribió una novela que cambió mi vida, esa novela se llama Las olas”.
“Mi enfermedad es la literatura y mi medicación contra la literatura es la literatura, mi oficina es el fuego”.
-“Todos los seres humanos de este planeta buscamos lo mismo: el placer de vivir. Comemos, viajamos, trabajamos y hacemos el amor a la búsqueda siempre del profundo acto de la celebración de la vida”.
-“Adiós, Dostoievski, hemos terminado para siempre. Vete con otro o con otra, yo ya no te aguanto más. Eres el pelmazo más adorable no de la historia de la literatura sino de la historia de la solemnidad”.
-“Envejecer al lado de otro es un regalo de la vida”.
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