lunes, 13 de noviembre de 2023

                 





                      CAJA OSCURA, José Luis Vidal Carreras



¿QUÉ ME GUSTA DE ESTE LIBRO? 


Sus poemas desgajados de hojarasca verbal, el ensalzamiento de la naturaleza y la coherente estructura en tres partes –Oruga, Crisálida e Imago–, que dispone el autor para mostrarnos la belleza del mundo que percibe.

El poeta despliega, como ser sensitivo que es, una mirada abarcadora sobre la vida que palpita en los campos y en los alrededores. Y nombra de manera reiterada abundantes elementos de la naturaleza –y al hacerlo, los dota de vida– “estrellas, yegua, mar, pájaros, racimos, piedra, noche, musgos, almiar, ruiseñor…”. Y como contrapunto a ese mundo exterior contemplado, existe también un mundo íntimo y familiar: “niño, padre, mano, corazón, hijo…”. Utiliza, entre otros, pentasílabos y heptasílabos, que responden a un principio de depuración estilística al servicio de una honda esencialidad.

Un impulso y una alegría transcendentes emanan de estos versos limpios y concisos, que insisten, una vez más, en los temas esenciales: el devenir inexorable del tiempo (p. 31); la naturaleza que se ofrece a los sentidos del poeta para su detenida contemplación (p. 59); el amor y la muerte y la vida mientras tanto (p. 36); y la escritura que salva y recoge la maravilla de existir (p. 32).

El mundo –parece decirnos el autor– es una caja oscura que hay que descifrar viviendo y contemplando la vida (p. 56). De ahí que este libro –distinguido con el XXXI Premio Internacional de Poesía Antonio Oliver Belmás– sea, de alguna manera, un viaje revelador hacia la luz, hacia el descubrimiento del mundo (p. 84).


INFANCIA


Recuerdo a la alegría

trotando junto a mí

como una yegua

de la mano.


¡Cuántas veces,

subido en ella,

me besabas

y entonaba tu canción!



CARPE DIEM


Todavía el sabor

de una manzana

me devuelve al temblor del ser.


Cómo

su fresca rebeldía

acalla mis escrúpulos,

inflama mi avidez.


Cómo

su dulce deshacerse

la vuelve insípida, sin gracia,

pura nada…



VIVIR


Vivir, qué dulce

ahora que en los chopos

pasa el aire entre sus ramas

libremente entregándose a mi boca…


que en mi aliento, sólo espacio,

nadie respira…,


olvidado de todo

absurdamente vivo.



DECIRLO TODO


La mariposa,

igual que el cisne,

no va ni viene,

vive por dentro,

ignora el canto:


lo dice todo

sin decir nada.

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