DIÁLOGO CON MI SOMBRA,
Pedro Juan Gutiérrez
Son muchos los libros que reflexionan sobre el arte de escribir. He tenido ocasión de leer el de Pedro Juan Gutiérrez y he descubierto que, más que un manual al uso, se trata de una larga entrevista en la que se explican cuestiones sobre el proceso creativo. Es un libro tardío del “peculiar” escritor cubano, que sigue la senda de los ensayos también autobiográficos de escritores tan importantes como Ray Bradbury (Zen en el arte de escribir, 2005) y Stephen King (Mientras escribo, 2003).
En estos tiempos de “activismo mediático-literario” (otro día reflexionaré sobre esta cuestión) tienen sentido estos dos textos extraídos de Diálogos con mi sombra (2021):
1. Sigo escribiendo siempre, pero no tengo prisa en publicar. Ahora pienso un poco más antes de entregar al editor. Los tiempos de la locura ya pasaron. Hay que hacer como Juan Rulfo y Sábato. Escribir solo lo absolutamente imprescindible, lo que sale de las entrañas. No más. Resistir al vicio de escribir. No aburrir a los lectores con tonterías. No molestar. No llamar la atención. Resistirse al vicio de la escritura. No añadir más confusión al caos en que vivimos. Guardar silencio.
Claro, esto va completamente a la contra del espíritu de la época, que es un espíritu mercantil. Entonces cuando pasan dos o tres años y no publicas un libro y no sales en los medios, y no escribes chistecitos simpáticos en un blog, se supone que el público se olvidó de ti. Y todos se inquietan: ¿qué pasa contigo? ¿No vas a escribir más? ¿Eres un escritor acabado? ¿Estás bloqueado? Y no saben qué pensar. No entienden. No puedes estar escondido y tranquilo en la trastienda. No. Tienes que estar siempre en el mostrador, dando la cara a los clientes. Que te vean sonriente y saludable, diciendo cosas inteligentes y agudas, haciendo el payasito, vendiendo. Así que detesto esa actitud. Disfruto el silencio y la soledad. Trato de viajar lo menos posible y de cultivar la paz y el sosiego. Intuitivamente sé que escribiré unos cuantos libros más. De hecho, estoy en eso. Pero sin prisas.
2. Algo decisivo en este proceso de erosión es internet y esa costumbre, que se incrementa continuamente, de leer solo textos pequeños, breves, muy rápido. Los jóvenes que están muy metidos en todo eso pierden capacidad de concentración para leer un libro, para leer textos largos. Dentro de diez o quince años ya será muy evidente que poca gente pueda leer libros, o dedicarse a tareas de larga concentración.
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