domingo, 19 de diciembre de 2021

 

 

 



 

LA FUENTE DEL ENCANTO.

POEMAS DE UNA VIDA (1980-2021),

Andrés Trapiello

 

Me ha encantado este libro. No es solo una epifánica declaración de amor a la poesía, sino también el anhelo de alcanzar la cima de vivir poéticamente: “¡No escribir!, prepararlo todo para que llegue ese día en que la vida sea enteramente poesía viva” (p. 109). En las primeras páginas lo formula sin ambages: “Siempre he creído que vivir es intentar vivir poéticamente y que la poesía escrita es, sobre todo, aquella que perfecciona nuestra vida, nuestro vivir” (p. 9). Pero creo que La Fuente del Encanto transciende el concepto de biografía poética para integrarse en uno más abarcador, el de una biografía intelectual. Esto es así porque Andrés Trapiello nos participa su itinerario vital por los pueblos de León (su infancia rural en Manzaneda de Torío y Ruiforco, su adolescencia en León con estancias en el internado de Virgen del Camino, su juventud en Valladolid, y su madurez en Madrid y en Las Viñas, su casa en el campo extremeño), pero además señala las claves de su pensamiento poético y cita recurrentemente a sus poetas esenciales: Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Homero, Leopardi, Emily Dickinson, Eloy Sánchez Rosillo y algún que otro contemporáneo con los que mantiene esa comunidad de amistad que completa su vida.

Saldrá enriquecido el lector que decida leer este libro. Verá impecablemente expuestas algunas de sus propias ideas sobre el valor del quehacer poético: “Decía Machado que en poesía lo valioso nace sin necesidad de correcciones” (p.178). Conocerá la querencia que el autor siente de la soledad y de una vida discreta al margen del bamboleo de las promociones y de otros espurios quehaceres editoriales que distraen de lo esencial. Entenderá la vocación tipográfica y editora de Andrés Trapiello al frente de importantes proyectos. Se alegrará de la bonhomía de un escritor que concede un alto valor a la amistad (en el interior del libro hay un álbum fotográfico y se nombran a muchos amigos). Sabrá de la importancia que Trapiello concede a la naturaleza como germen que alienta el poema no buscado: “Hoy pienso que si tanta importancia ha tenido para mí la naturaleza en la poesía que he escrito es porque escribiéndola también yo he querido volver no solo a los privilegiados años de la infancia, sino a un paraíso perdido, el de aquellos días en que solo reinaba la felicidad en mi familia” (p. 32). Agradecerán la valentía de A. Trapiello al exponer brevemente su opinión sobre algunas decisiones de política cultural, así como su cuestionamiento sobre la tan referida hegemonía de ciertos postulados de la izquierda, hechos que –a juicio del autor– no han sido debatidos ni reflexionados convenientemente (pp. 258-259). Fruto de la importante labor memorialística que lleva a cabo el autor, se conocerá no solo el poema, sino la circunstancia y el momento en que fue creado: “El contexto puede arrojar sobre el poema una luz que le ayude a revelarse (…), a ponerles un paisaje alrededor” (p.8).

         La lectura de este libro supone también reconocer la elegancia expresiva de Andrés Trapiello, un autor que demuestra un profundo conocimiento del léxico para referirse a hechos, personas y situaciones concretas. En el ordenado alud textual que nos arrastra gustosamente hasta las últimas páginas hay dispersas por las laderas del libro enjundiosas citas sobre el valor de la poesía, algunas de las cuales comparto: “Si un poema no emociona, de qué sirve” (p. 37); “Si hubiera sido amigo de Cervantes, en siglo XVII, probablemente hubiera compartido lo que él dice en el Persiles: ‘La poesía tal vez se realza cantando las cosas humildes’” (p. 38); “Yo no sé lo que le mueve a uno escribir (…). Tal vez el traer a la época que le ha tocado a uno en suerte un poco de claridad y el amor a la obra bien hecha” (p. 159); “Una de las razones por las que me gusta tanto la poesía de Unamuno es precisamente porque buena parte de ella está escrita a partir de la vida cotidiana, sin desfigurarla tampoco” (p. 163); “Ese viaje de la sombra a la luz lo ha hecho como nadie Sánchez Rosillo, (…), cuando de una forma natural sus poemas de naturaleza elegiaca han ido dando paso a una poesía celebrativa y luminosa” (p. 228); “De él aprendimos –se refiere al pintor Ramón Gaya– a estar en el mundo sin hacer ruido y en la soledad sin abandonarnos a la ociosa tristeza” (p. 228); “La vida es inacabable, un instante nuestro dura más que toda la eternidad que nos espera, desconocida” (p. 230); “Haz con la poesía que la muerte no exista. Esta es toda la verdad, toda la belleza” (p. 234).

      Una vez acabada la lectura de esta autobiografía poética de Andrés Trapiello, me dispongo a incluirlo en el estante de mi biblioteca donde viven los doctos y escasos libros que he decido conservar. Y reconozco agradecido que muchas de las páginas de este libro las hago mías, porque me han permitido regresar a mi adolescencia leonesa y a mis ocasionales estancias veraniegas en un pueblecito extremeño cercano al embalse de Villanueva de la Serena.

Consideraciones personales aparte, La Fuente del Encanto. Poemas de una vida (1980-2021) debe su título a ese lugar idílico que visitaba el autor siendo niño, un espacio de libertad y esparcimiento que todo ser humano debiera guardar en su memoria para soportar el transcurrir de la vida.

 

Editorial: Vandalia

Título: La Fuente del Encanto. Poemas de una vida (1980-2021)

Autor: Andrés Trapiello

Primera edición: 2021

 

 

 

 


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