viernes, 3 de enero de 2025

 



                                        FELIZ AÑO



No suelo exigirme ningún propósito personal a principios de año. Bastante milagro es que la vida fluya serenamente durante el mayor tiempo posible. Sin embargo, este 2025 quiero ver realizados tres pequeños deseos: releer lentamente, una vez más, el Quijote, ese extraordinario libro, cuyo personaje principal es un dechado de ilusión permanente; incorporar nuevas palabras a mi diccionario personal, porque a estas alturas de mi vida aún sigo aprendiendo léxico y sigo estando fascinado por el poder semántico de esos seres diminutos capaces de transformar el mundo; y, por último, aprender poemas de memoria, porque la poesía siempre será la palabra esencial, la música del alma, la belleza de la verdad, y no sé cuántas cosas más. 

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