sábado, 18 de febrero de 2023

 

 

             MENDEL EL DE LOS LIBROS, Stefan Zweig

 

 


 

 

No cabe duda de que el escritor austríaco Stefan Zweig (Viena, 28 de noviembre de 1881-Petrópolis, 22 de febrero de 1942) está de moda. A ello ha contribuido no solo la magnífica puesta al día que la editorial Acantilado ha hecho de su prolífica producción, sino también el hecho de que este año han pasado a dominio público sus obras –acaban de publicarse sus Cuentos completos en Páginas de Espuma– y, sobre todo, la opinión general de que sus libros cobran actualidad en una Europa inmersa en no pocos conflictos.

A mi juicio, y después de haber leído algunas de sus novelas breves, es el estilo elegante y preciso el rasgo que más valoro. La obra que nos ocupa supone, en esencia, un homenaje a la importancia de los libros en la vida de un hombre peculiar. El personaje central y único es Jakob Mendel, un protagonista evocado por un narrador que recurre a él para que le consiga libros con los que llevar a cabo una investigación. El narrador reconoce que Jakob Mendel es un hombre singular, entre otras cosas porque aloja en su mente el mejor archivo libresco jamás visto.

Dejamos aparte los avatares que sufre el protagonista en un campo de concentración y aludimos a lo que, a mi juicio, reivindica el autor: “los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido”.

         Conocido es que Stefan Zweig y su esposa se suicidaron el 22 de febrero de 1942 en Petrópolis. A este fatal desenlace llegaron tras huir de Europa por el avance feroz del nazismo. La voz desencantada del propio autor también subyace en las palabras del narrador de esta novela: “Pero poco a poco este mundo, desengañado por su propia demencia, sabe que de todas las atrocidades y abusos criminales de esta guerra ninguno ha sido más absurdo, más infundado y, por lo tanto, menos disculpable desde el punto de vista moral que la detención y confinamiento tras alambradas de espino de civiles desprevenidos, muy lejos ya de la edad reglamentaria para prestar servicio en el ejército, personas que durante muchos años habían vivido en un país extranjero como en una patria y que por creer en el derecho de hospitalidad, sagrado hasta para los tungusos y los araucanos, perdieron la oportunidad de escapar a tiempo… Un crimen contra la civilización cometido sin sentido alguno en Francia, en Alemania y en Inglaterra, en cada terruño de esta Europa nuestra que perdió por completo la razón”.

         Una novela menor, intensa, que rinde homenaje al sentido de los libros en la sociedad y, sobre todo, a la perseverancia libresca de un personaje singular, Jakob Mendel.

 

 


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