EL OLVIDO QUE SEREMOS, Héctor Abad Faciolince
Mucho antes de que existiera la película basada en este libro, escuché la recomendación que hizo un importante escritor de esta novela de Héctor Abad Faciolince. Y acabo de escribir la palabra “novela” y dudo de que sea la más adecuada, a pesar de que forme parte de una colección donde se publican obras de ficción. El olvido que seremos es la biografía novelada del propio autor, la elegía encomiástica de su padre, un ajuste de cuentas con el pasado para intentar explicar lo inaceptable: el asesinato del padre de Héctor Abad Faciolince a manos de los paramilitares, esos que desprecian el valor de la palabra y la pluralidad de ideas. Por lo dicho, y por la incuestionable verdad de sus páginas, esta obra del autor colombiano se acerca más a unas memorias que a una novela.
El escritor confiesa que este libro ha sido una necesidad, un esfuerzo continuado en el tiempo, que finalmente vio la luz cuando cicatrizó la herida de tanto dolor:
“Creo que el único motivo por el que he sido capaz de seguir escribiendo todos estos años, y de entregar mis escritos a la imprenta, es porque sé que mi papá hubiera gozado más que nadie al leer todas estas páginas mías que no alcanzó a leer. Que no leerá nunca. Es una de las paradojas más tristes de mi vida: casi todo lo que he escrito lo he escrito para alguien que no puede leerme, y este mismo libro no es otra cosa que la carta a una sombra”.
Son muchas las páginas en las que Faciolince se detiene a explicar la bondad de su padre, su delicado trato, el afecto que siempre regaló a sus hijos, como si estuviera convencido de que tanto la familia como la escuela deberían regirse por los valores de la exigencia y del afecto: “Mi papá siempre pensó, y yo lo creo y lo imito, que mimar a los hijos es el mejor sistema educativo”.
El olvido que seremos es una obra conmovedora, en la que un hijo elogia el altruismo de un padre que nunca calló ante las injusticias; es el texto luminoso de un escritor que mantiene como guía a su admirado progenitor, un médico humanista en el Medellín de los años 80. Y a él vuelve el escritor una y otra vez cuando se siente perdido en los inicios de su vida adulta.
Esta novela contiene asimismo muchos documentos, artículos y cartas, como la que le escribe su padre: “Así queremos seguir viéndote, no como futuro gran escritor, o periodista o comunicador o profesor o poeta, sino como el hijo, el hermano, el pariente, el amigo, el humanista que entiende a los demás y que no aspira a ser entendido. Qué más da lo que crean de ti, qué más da el oropel, para los que sabemos quién eres tú”.
Escrita con una prosa envolvente, de periodo largo, recrea en ocasiones pasajes muy emotivos para contar pormenores de su vida familiar, de la prematura muerte de su hermana Marta (capítulos 28, 29 y 30), de los salvajes asesinatos que precedieron y siguieron al de su papá (capítulo 31, especialmente conmovedor) y de la pobreza de un país dominado por el odio y la violencia.
Confiesa el autor que toma el título de su obra del soneto “Epitafio”, de J. L. Borges: “Ya somos el olvido que seremos…”. Los lectores, probablemente, no podrán olvidar esta novela, cuya novedad, a mi juicio, es plantear, entre otras cosas, la hermosa relación que un padre cariñoso mantuvo con su hijo.
A modo de anécdota, diré que no sé por qué se hace un uso peculiar de la puntuación tras las comillas de cierre (pp. 234-235).
Título: El olvido que seremos.
Autor: Héctor Abad Faciolince.
Editorial: Booket.
Año de publicación: 2006.
Páginas: 274
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