lunes, 5 de diciembre de 2022



LA UNED DE ELCHE Y LA FUTURA

CASA MUSEO PEDRO SALINAS

 




 

 

La reciente denominación de la UNED de Elche con el nombre de Pedro Salinas ha sido un acierto, que pone de relieve la fructífera vinculación que el poeta mentor de la Generación del 27 mantuvo con esta ciudad. Setenta y un años después de su muerte (Boston, 4 de diciembre de 1951) se hace justicia al relacionar institucionalmente el nombre de Pedro Salinas con la ciudad de las palmeras. No puede olvidarse que este poeta admiró el Misteri y reflejó en sus primeros poemas la belleza de la Nit de l’Albà y del paisaje ilicitano. Para conocer con más detalle la presencia de Salinas por estas tierras y la influencia que lo mediterráneo tuvo en su obra, remito al lector a mi artículo publicado en la revista Festa d’Elx (2018) con el título de “Lo Cruz (Elche, 1920-1936): un espacio vital para el poeta Pedro Salinas”, donde se explica cómo era la casa que la familia de su esposa, Margarita Bonmatí, tenía en El Altet, y cómo es posible conocer, a través de las cartas del poeta, su visión del campo ilicitano.

El pasado 10 de noviembre Carlos Marichal Salinas, nieto del poeta e historiador mexicano nacido en 1948 en Maryland, pronunció la conferencia de apertura del nuevo curso académico de la UNED. Durante ese acto, trazó una evocadora estampa de sus recuerdos infantiles en la finca de Lo Cruz, y agradeció la idea de unir el nombre de Pedro Salinas a la UNED. Este hecho no es una cuestión baladí, pues supone grabar en nuestra memoria el nombre de un poeta que estableció fuertes vínculos con esta tierra a partir del noviazgo que inició con Margarita Bonmatí (Argel, 1884–Madrid, 1953) en julio de 1911 cuando Salinas llegó a Santa Pola acompañado por su madre para disfrutar de la época estival.

 Aunque no disponemos de mucho material bibliográfico, las cartas, fotografías y poemas existentes permiten afirmar que desde el principio fue transcendental la influencia que tuvo en la obra de Pedro Salinas sus estancias en el campo de Elche, en Santa Pola y en la provincia de Alicante, fundamentalmente por tres razones: asimiló la singularidad de lo mediterráneo hasta el punto de incorporarlo a su obra; disfrutó de la alegría familiar en Lo Cruz; y reflexionó, como lo demuestra la abundante producción epistolar, sobre la relación con su musa, la profesora estadounidense Katherine Whitmore (1897-1982), circunstancia que inspiró la creación su principal obra, La voz a ti debida (1933), un libro que es considerado una de las cimas de la poesía amorosa del siglo XX.

No puede olvidarse que Pedro Salinas compartió con su amigo el poeta Jorge Guillén su convicción de que en su vida viajera siempre hubo tres espacios esenciales: la provincia de Alicante, Wellesley (Boston) y Puerto Rico. Salinas lo expresó en una carta fechada el 21 de febrero de 1937, que escribió a Margarita al poco de llegar a Wellesley College: “Todo el mundo lleva en lo más secreto de sí una afinidad misteriosa con un determinado paisaje (…). El mío es lo de Alicante, te lo confieso (…). Cómo y por qué me ha ganado esa tierra que al principio no me atraía, no lo sé explicar (…). ¿Recuerdas la tarde de la sierra, cuando vimos aparecer doblando el cabo las islas flotantes? [Se refiere obviamente a Tabarca]. Ojalá podamos tú y yo, como entonces, subir de nuevo a la sierra, a ver ese mar, a sentarnos callados a mirarlo”.

         Después de este largo introito, estamos en condiciones de afirmar que ha llegado el momento de mirar al futuro y pensar en la creación de la Casa Museo Pedro Salinas. Recuperar como espacio público el deteriorado inmueble de Lo Cruz, que está situado entre la carretera nacional 340 y el Aeropuerto de Alicante-Elche Miguel Hernández, sería convertirlo en un lugar de referencia para un tipo de turismo cultural cada vez más en auge.

         Este proyecto vendría a sumarse a otros que se están desarrollando en varias ciudades para dignificar la memoria y valorar la obra de los grandes escritores que se exiliaron en 1936 como consecuencia de la guerra civil. Desde su creación en el año 1984, el Centro Cultural Generación del 27 de la Diputación de Málaga ha salvaguardado el legado intelectual de escritores, artistas plásticos y músicos pertenecientes a esta generación conocida como la Edad de Plata de la literatura española. Recientemente, el Ayuntamiento de Sevilla (en uno de cuyos parques hay un monumento que recuerda la labor docente que Pedro Salinas desarrolló en la universidad hispalense) ha iniciado la rehabilitación de la casa natal de Luis Cernuda. Y tampoco puede obviarse el litigio todavía inconcluso con el fin de restaurar Velintonia, la casa madrileña donde vivió el premio Nobel Vicente Aleixandre, para convertirla en un referente.

Estas breves palabras quieren, por último, recordar al ilicitano Antonio Guilabert, el pionero en la ingente tarea de vincular con Elche a la poliédrica figura de Pedro Salinas (poeta, ensayista, estudioso de la literatura española y autor teatral).

Estoy convencido de que con esta nueva denominación la UNED abre sus puertas a futuros proyectos culturales (se convocarán premios de investigación, entre otras actividades), lo que contribuirá a revitalizar la imagen de un magnífico escritor que de manera continuada veraneó en la finca Lo Cruz. Asimismo, es de justicia reconocer que el director de la UNED, Francisco Escudero, ha acertado al “renombrar” la sede universitaria ilicitana. Ahora es el momento de proponer nuevos retos. Y uno de los más ambiciosos es sin duda luchar por la creación de la Casa Museo Pedro Salinas.

 

 

 

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario