EL CIELO ES AZUL, LA TIERRA BLANCA,
Hiromi Kawakami
Se cuenta el enamoramiento entre el profesor Harutsuna Matsumoto, conocido con el nombre del “maestro”, y la joven Tsukiko Omachi, quien reflexiona en primera persona sobre su propia vida carente de horizontes. Asimismo aparecen otros personajes, tales como: Takashi Kojima, compañero de clase durante la juventud, con quien se reencuentra Tsukiko; la magnética profesora señorita Ishino; y Sumiyo, la caprichosa, egoísta y lunática mujer del maestro, ya fallecida.
Fundamentalmente se aborda la soledad e indecisión de los dos personajes principales, que son reacios a mostrar sus sentimientos. Cuando surge la débil llama del amor, temen que se apague, pero tampoco luchan con determinación por mantenerla viva. Solo las pequeñas rutinas en común alientan la esperanza. El amor entre el maestro y la joven Tsukiko avanza con titubeos: “En eso consiste el amor —repetía la mujer—. Cuando tienes un gran amor, debes cuidarlo como si fuera una planta. Debes abonarlo y protegerlo de la nieve. Es muy importante tratarlo con esmero. Si el amor es pequeño, deja que se marchite hasta que muera”.
Narrada en primera persona por Tsukiko, combina narración, ágiles diálogos y no pocas reflexiones –a veces simbólicas– sobre el sentido de la vida. Asimismo, está escrita con un estilo sencillo, sin apenas experimentación formal. Diría que encaja en esa vago y amplio marchamo de best seller internacional que maneja los buenos sentimientos como esencial reclamo.
Sobresale la delicada descripción de la naturaleza: “Recordé que, en cierta ocasión, también había visto pájaros en los cerezos del jardín del maestro. Aquella noche oí un aleteo que cesó de repente. Los pajaritos del alcanforero no dejaban de batir las alas ni por un momento. Cada vez que se movían, el árbol susurraba como si los invitara a acercarse.”
Por otra parte, hay frecuentes alusiones a la gastronomía japonesa: “Atún con soja fermentada, raíz de loto salteada y chalota salada; pedacito de ballena en vinagreta de soja”; “Terminamos de comer los brotes de soja, la berenjena frita y el pulpo con wasabi”; “setas desecadas, galletas de arroz, calamar ahumado, tomates naturales y escamas de bonito”; “Piensa en pepinos recién cogidos con pulpa de ciruelas saladas, imagínate unas rodajas de berenjena fresca con jengibre y salsa de soja, o un repollo condimentado con salvado de arroz”.
Una novela emotiva que no deja huella en el lector.
FRAGMENTO
—¿Querrías iniciar conmigo una relación basada en el amor mutuo?
—¿Cómo? —exclamé, perpleja—. ¿A qué se refiere con eso? Sabe que llevo mucho tiempo enamorada de usted —le espeté, olvidando guardar las distancias—. Sabe perfectamente que me siento atraída por usted desde hace mucho tiempo. ¿A qué viene esa tontería del «amor mutuo»?
Un cuervo graznó desde una rama cercana. Sobresaltada, di un bote en el banco. El cuervo graznó otra vez. El maestro sonrió y envolvió mi mano entre la suya.
Me arrimé a él. Pasé el brazo por detrás de su cintura y presioné mi cuerpo contra el suyo. Aspiré el olor de su chaqueta. Olía levemente a naftalina.
—No te arrimes así, Tsukiko. Me da vergüenza.
—Pero si usted me ha abrazado primero.
—No te imaginas lo que me ha costado.
—Pues ha quedado muy natural.
—Es que he estado casado muchos años.
—Precisamente por eso no debería sentirse avergonzado.
—Pero estamos en un lugar público.
—Es de noche, no nos ve nadie.
—Sí que nos ven.
—No lo creo.
Título: El cielo es azul, la tierra blanca.
Autor: Hiromi Kawakami.
Editorial: Acantilado.
Año de publicación: 2008.
Páginas: 216.
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