UN MODELO DE HOMBRE PARA EL SIGLO XXI,
Miguel de Cervantes
Hojeando
el Libro Inacabable que es El Quijote,
vuelvo a uno de los pasajes queridos. Tras la ventana, a veces oigo villancicos
y en el buzón recojo publicidad que fomenta el consumo. Sé que es difícil
escapar a la rueda de las vanidades. En fin, comparto este texto, cuyo mensaje
no es cuestión baladí:
"Yo,
señor Caballero de la Triste Figura, soy hidalgo natural de un lugar donde
iremos a comer hoy, si Dios fuere servido. Soy más que medianamente rico y es
mi nombre don Diego de Miranda; paso la vida con mi mujer, y con mis hijos, y
con mis amigos; mis ejercicios son el de la caza y pesca; pero no mantengo halcón
ni galgos, sino algún perdigón manso, o algún hurón atrevido. Tengo hasta seis
docenas de libros, cuáles de romances y cuáles de latín, de historia algunos y
de devoción otros: los de caballerías aún no han entrado por los umbrales de
mis puertas. Hojeo más los que son profanos que los devotos, como sean de
honesto entretenimiento, que deleiten con el lenguaje y admiren y suspendan con
la invención, puesto que de estos hay muy pocos en España. Alguna vez como con
mis vecinos y amigos, y muchas veces los convido; son mis convites limpios y
aseados, y no nada escasos; ni gusto de murmurar, ni consiento que delante de mí
se murmure; no escudriño las vidas ajenas, ni soy lince de los hechos de los
otros; oigo misa cada día; reparto de mis bienes con los pobres, sin hacer
alarde de las buenas obras, por no dar entrada en mi corazón a la hipocresía y
vanagloria, enemigos que blandamente se apoderan del corazón más recatado;
procuro poner en paz los que sé que están desavenidos; soy devoto de Nuestra Señora
y confío siempre en la misericordia infinita de Dios Nuestro Señor".
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