martes, 17 de diciembre de 2013







INFIERNO DE NEÓN, J. R. Barat

He leído esta novela como quien ve una película, dos experiencias simultáneas. Sobresalen la agilidad narrativa, la fluidez de los diálogos, las acciones que se alternan con una sabiduría constructiva que ya quisieran manejar muchos de los escritores que acaparan asiduamente la atención de los críticos. La calidad literaria de Infierno de neón viene avalada por la obtención del XVII Premio de Novela Ciudad de Salamanca. Su autor, Juan Ramón Barat, es un experimentado escritor, que ha tocado con éxitos todos los géneros.
J. R. Barat hace un fresco verosímil de la prostitución en el Levante, de la trata de mujeres, de la corrupción, de la droga, del arraigo de las mafias que estorsionan… Aúna escenas de una dura crudeza (violaciones y abusos de toda índole) con momentos donde se transmite una visión descreída de la existencia (a través del profesor de Filosofía, Matías Vidal).

La alternancia de acciones, la sabia distribución del argumento, el trazado de los personajes perfectamente creíbles (el íntegro inspector Pedro Corrales o el bohemio Ulises Pérez), la combinación del mal y del bien en forma de compasión en un mundo inhumano, confieren a esta novela cualidades que debieran ser justamente valoradas.
Les ahorraré ejemplos tremendistas del dolor, al tiempo que ofrezco uno en el que Matías razona sobre su visión del amor: “Aquí cada uno va a lo suyo. Todos buscamos nuestra felicidad, y para ello utilizamos a los otros. Esto que los hombres llamamos amor, ¿qué es? Yo se lo diré: egoísmo. […] Nadie ama al otro por lo que es en sí mismo., sino por lo que ofrece. Yo te amo si tú me amas. El amor es una transacción más en este mundo de comerciantes”.
No sé, pero tengo la sensación de que de esta extraordinaria novela pudiera hacerse una buena película.

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