lunes, 2 de diciembre de 2013




POR PENA, Rocío Ortiz

[Carta publicada en EL PAÍS, 1 de diciembre de 2013]

He acabado con lágrimas en los ojos el artículo del señor Landero Aprender lengua lleva toda una vida (El País Semanal, 17 de noviembre de 2013). Por pena. Porque yo tengo 44 años y no he leído La Celestina. Porque me creo saber mucha lengua ya que sé hacer árboles sintácticos con las frases. Porque le meto a la fuerza esos árboles a mi hijo de 2º de la ESO, pues en clase no lo consigue aprender y no se lo consiguen enseñar. Por pena. Porque, esta tarde, mi hijo me ha dicho que podría hacer una narración oral voluntaria para clase de lengua, pero argumenta: “No la voy a hacer porque yo no sé hablar, y además de qué voy a hablar yo”. Por pena. Porque mi hijo titubea cuando lee y me dice que no le gusta leer cuando le regalo un libro. Y porque tengo dos hijos más pequeños que también están en esta escuela ineficaz, complicada y aburrida.
Pero mi mayor pena ha sido que el señor Landero me descubra que el problema de la educación en España es insoluble; y yo no tengo dinero para llevar a mis hijos a Finlandia. Si lo tuviera, ansí que lo haría”.


DEMI LUNE, René Aubry


2 comentarios:

  1. Coincido plenamente, hace falta una revolución en la educación ya.

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  2. Yo también soy profesora de lengua, también tengo hijos en la ESO, y también leí el precioso artículo de Landero. También, de vez en cuando, tengo que repasar con ellos la sintaxis, e intento que resulte lo menos árida posible para mis alumnos. Y también me pregunto para qué sirve perder el tiempo con eso cuando no saben hablar ni escribir. Sí, pena. Revisión de los contenidos ya.

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