SOLO VEMOS LA LUZ, Miguel Sánchez Robles
Creo que este poemario (XL Premio de Poesía Ciudad de Badajoz, 2022) contiene algunos de los rasgos más reconocibles de “la escritura de MSR”, que pueden sintetizarse en el siguiente decálogo:
1. Cabalga, una vez más, a lomos de un ritmo emocional que empapa el corazón de los lectores.
2. Regala en este poemario, y como sucede siempre, imágenes novedosas: “La vida es un puñado de ceniza encendida, / algo que se deshace como un grumo de sal / o una mariposa que se abrasa los ojos” (p. 15); o cuando se refiere a unos muchachos que “parecen duendecillos / que duermen en el bosque de la serenidad” (p. 23).
3. Va creando un texto único que se retroalimenta, cada vez más enriquecido, hasta el punto de que incluye en sus poemas títulos y personajes de sus obras anteriores, en una suerte de intertextualidad propia: “Ser mayor es muy triste / porque puedes morirte cualquier tarde, / vomitar para siempre la sucia piel del mundo” (p. 16); “igual que esa muchacha a quien llaman Tristeza” (p. 49).
4. Denuncia del sinsentido del mundo y proclama su inconmensurable belleza:
Tengo un auténtico resentimiento profundo
hacia el mundo actual y sus instituciones.
Me dedico a contar
las ventanas iluminadas de los rascacielos
y a imaginar qué hay dentro.
[…]
Pero cuando quiero ponerme contento,
miro un poco las ramas de los árboles
o me fijo en la luz
y en las palomas que vuelan,
las sigo
hasta que se me pierden detrás de los pinares.
Una vez vi a una paloma volar,
me pareció magia
y quise mucho ser ella.
Irme de aquí con ella.
¡Dios, qué bien volaba!
Jamás lo olvidaré.
5. Encomia el poder transformador que posee la mujer, esa creación a la que ha dedicado versos tan hermosos como conmovedores:
A veces no soporto lo mucho que las amo.
Sobre todo a esas mujeres con pantalones de peto
que cuando te paseas con ellas por el monte,
te besan con dulzura
o te cuentan su vida
a la velocidad con la que late
el corazón de una libélula.
[…]
Sobre todo a esas mujeres
que se salvan rompiéndose
para renacer.
6. Se enfrenta al absurdo del mundo con un pensamiento descreído, que reconoce la complejidad de existir: “Pero saber estar bien en el mundo / es cada vez más difícil” (p. 51).
7. Su estilo es siempre fiel a sí mismo, independientemente el género que aborde. Bastaría con leer sus cuentos, sus poemas y sus novelas para reconocer los rasgos de su escritura.
8. Ha alcanzado ya la cima de la singularidad sustentada en una forma estilística única, del mismo modo que Francisco Umbral tenía su prosa lírica o de igual manera que la narración de Antonio Muñoz Molina es fácilmente reconocible.
9. Exige que algún informático poético halle el algoritmo que arrojé algo de luz para comprender por qué, aun habiendo obtenido los mejores premios concedidos por ínclitos jurados, es todavía un escritor outsider.
10. Su obra permanecerá en el tiempo porque la escritura de MSR es singularísima; su estilo es la respuesta de un hombre nostálgico y compasivo que se enfrenta a su tiempo. Para bien o para bien, nadie escribe así.
Me acerco al mar para ver lo que hace.
El mar a veces es así de blanco,
tiene la luz de un quirófano
y esqueletos de pera en sus suburbios.
Es un sarcoma nervioso.
Su corazón es como un trapo teñido de azul.
Y en sus ojos te muestra
lo que habita en los sesos de los niños delgados.
Hay hombres que se sientan
debajo de un almendro
y miran mucho al mar,
dulces como cangrejos de agua dulce.
Título: Solo vemos la luz.
Autor: Miguel Sánchez Robles.
Editorial: Reino de Cordelia.
Año de publicación: 2022.
Páginas: 97
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