jueves, 24 de octubre de 2013





CONSTRUCCIONES Y REFORMAS,
Enrique Baltanás


Si la vida pudiera rehacerse
como una casa en ruinas se derriba
y, arrasado, el solar ve levantarse,
sobre nuevos cimientos, nueva casa.

Si la vida pudiera desdecirse,
como en el borrador en que escribimos
--que consiente el error y el titubeo--,
aguardamos la página lograda.

Si la vida, en lugar de imprevisible
sendero que nos pierde en algún bosque,
en medio de la noche y sus espantos,
fuese álgebra y cálculo perfectos...

Pero un río se debe a su corriente,
que nunca se detiene y siempre corre
hasta alcanzar el mar de su destino,
donde olvida su nombre y sus riberas.

Las reformas no paran las ruina,
son tachones que poco o nada enmiendan,
perdidos pasos por senderos ciegos,
números fríos pero siempre errados.

Volver la vista atrás, mirar los años
que la puerta del tiempo traspasaron,
y ya nunca esa puerta vuelve a abrirse,
y esperar otra puerta abierta a ¿dónde?

Y es calma y es dolor esa promesa
de ver marchar los años como trenes
que perdimos, y en la estación seguimos
aún aguardando el verdadero, el nuestro.







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